viernes, 12 de septiembre de 2014

La detención de Mario Luna


José Luis Moreno

Como si no tuviera problemas que enfrentar, la mañana del 11 de septiembre de 2014, el gobierno de Guillermo Padrés decidió detener a Mario Luna, líder indígena yaqui. En el contexto de la contaminación del río Sonora y la contingencia en siete municipios, el reportaje televisivo que dio cuenta de las obras hidráulicas que construyó en su rancho “Pozo Nuevo”, y el expediente legal abierto en casos como el del acueducto Independencia, el Ramal Norte y la presa Pilares, el procurador estatal envió al reclusorio de Hermosillo, a uno de los personajes que simbolizan la lucha en contra de la ilegalidad y la impunidad que significan tales obras.  

El escenario político favorable que tuvo el gobernador de Sonora durante cinco años, tres con un presidente de la república del PAN y dos en una coyuntura de acuerdos con el PRI para la aprobación de las reformas estructurales, ha cambiado. Es un gobernante acorralado que quiere convertir la tragedia del río Sonora (como lo fue el caso de la guardería ABC) en una más de sus estrategias para lucrar y beneficiarse.

Ausente durante los primeros días en la zona del derrame de contaminantes, apareció después con una pala en las manos cavando el suelo para “limpiar el río”, detrás de una intensa campaña publicitaria para “salvarlo”, y un bravucón enfrentamiento con el Grupo México. Quiso que le aprobaran el uso de recursos del Fondo de Desastres Naturales (FONDEN), pero el gobierno federal lo rechazó. Luego utilizó recursos públicos del estado para ayudar en tareas de apoyo, señalando que se los cobraría después a la empresa. Posteriormente brindó asesoría legal a demandas de pobladores en contra del grupo minero para el resarcimiento de los daños. La estrategia la desarticuló el gobierno federal el 11 de septiembre, con el anuncio de la aprobación de un fideicomiso para reparar los daños ocasionados, en acuerdo con el Grupo México, por 2 mil millones de pesos.

Televisa lo desnuda con varios reportajes en su programa nocturno Punto de Partida. La prensa nacional da cabida a notas, reportajes y editoriales sobre su actuar y el de sus colaboradores. La agenda del gobernador es desviar la atención y posicionar la contaminación del río como el mayor desastre ecológico de México, para recuperar credibilidad, apoyo popular, manejar dinero, y captar votos. Pero no lo logra. Para colmo, tampoco logra ayudar de manera efectiva a la población afectada.

El ofensivo reportaje sobre su presa de 120 metros de longitud y 80 metros de altura, almacenamiento de 4 Mm3 de agua, acueducto de 7 km, concesiones de agua por 3 Mm3 de agua al año y dos reservorios, para el riego de 300 ha de nogal, derrumban su discurso sexenal de El agua es de todos. Pocas desgracias como la de la comunidad de Bacanuchi: cerca de un gran complejo minero que la contamina y aguas abajo de un propietario particular (que es a la vez gobernador del estado) que les obstaculiza el acceso al agua. El PAN publica un desplegado con fotografías de los represos de sus adversarios, pero no hay comparación con una presa.

Guillermo Padrés fanfarronea su exigencia y obtención de audiencia con el secretario de  Gobernación para atender el asunto del río Sonora. Previamente, en un hecho inédito expulsa a tres delegados federales (PROFEPA, CONAGUA y SEMARNAT) del Comité Estatal de Operación de Emergencias, en plena contingencia. En la desesperación, juega una de sus últimas cartas: detener a un líder yaqui, para desviar la atención, cobrar venganza, repartir culpabilidades, e intimidar a sus opositores. Lamentablemente para él y para fortuna de Mario Luna, Miguel Ángel Osorio Chong cancela la audiencia. Éste le pide “respeto y actitud constructiva”. Un día antes, el vocero presidencial le pide “se conduzca en el marco de la ley”.


En los siguientes días seguramente veremos el desenlace de este nuevo capítulo de la disputa por el agua y el poder en Sonora.

No hay comentarios:

Publicar un comentario